¿Qué me dejó ser maestro rural? Experiencias de jóvenes en México

What let me be a rural teacher? Youth experiences in Mexico

Diego Juárez Bolaños
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
diego.juarez@ibero.mx

Doctor en Ciencias Sociales en el Área de Estudios Rurales, Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

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Resumen

A inicios de la década de 1970 el Estado mexicano creó un programa para ampliar la cobertura educativa en las pequeñas localidades rurales, la mayoría dispersas y de difícil acceso, sitios donde nunca había existido algún servicio escolar. El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) fue creado para tal fin y desde su origen trabaja por medio de adolescentes y jóvenes egresados de secundarias y bachilleratos, quienes realizan su servicio social como figuras educativas. El objetivo del presente artículo es examinar las experiencias de jóvenes que fungieron maestros del CONAFE para saber qué les dejó tal experiencia en sus vidas. El presente es un estudio cualitativo, los datos provienen de diez entrevistas realizadas a igual número de personas. Entre los hallazgos del artículo se encuentra que ante la estigmatización sobre la juventud, la experiencia de los LEC muestra otra potencia de los jóvenes, además que sus trayectorias seguidas en el CONAFE se alejan de lo que establecen los lineamientos oficiales y los jóvenes tienden a exceder el tiempo establecido por el programa. Las ideas de los informantes aportan interesantes ideas para fortalecer los programas ofertados por Consejo, en relación con los apoyos recibidos durante sus años de servicio, a la pertinencia del modelo educativo utilizado en las escuelas, entre otros.

 

Palabras clave

​maestro rural, educación rural, juventud, México, CONAFE

Abstract

In the early 1970s, the Mexican State created a program to expand educational coverage in small rural localities, most of them scattered and difficult to access, places where there had never been any school service. The National Council for Educational Development (CONAFE) was created for this purpose and since its inception it has worked through adolescents and young graduates from secondary and high school, who carry out their social service as educational figures. The objective of this article is to examine the experiences of young people who served as CONAFE teachers to find out what that experience left them in their lives. This is a qualitative study, the data comes from ten interviews carried out with the same number of people. Among the findings of the article is that in the face of the stigmatization of youth, the experience of the LEC shows another power of young people, in addition that their trajectories followed in CONAFE are far from what the official guidelines establish and young people tend to exceed the time established by the program. The ideas of the informants provide interesting ideas to strengthen the programs offered by the Council, in relation to the support received during their years of service, the relevance of the educational model used in schools, among others.

 

 

Keywords

rural school teachers, rural education, youth, México, CONAFE.

Recepción

28 de junio 2020.

Aceptación

30 de julio 2020.

Introducción

El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) fue creado como un órgano descentralizado del gobierno mexicano en 1971 con el fin de ampliar la cobertura de la educación básica en poblaciones mestizas e indígenas rurales aisladas y dispersas, en las que nunca habían existido planteles educativos. En la actualidad ofrece servicios de nivel básico (preescolar, primaria y secundaria[1]) a través de casi 32 mil escuelas donde se reúnen entre 5 y 29 alumnos. En el ciclo escolar 2018-2019 atendía a poco más de 313 mil estudiantes en todo el país, con excepción de la ciudad capital (DOF, 2019). Al ser un programa federal, los gobiernos estatales prácticamente no tienen injerencia operativa ni otorgan apoyos económicos al Consejo.

Las escuelas funcionan gracias a jóvenes egresados de secundaria y bachillerato, llamados Líderes de Educación Comunitaria (LEC), quienes llevan a cabo al menos un año de servicio social impartiendo clases y radicando en los sitios donde laboran; 48% de las localidades donde se ubican las escuelas comunitarias cuentan con menos de 100 habitantes y 45% entre 100 y 499 pobladores (López, 2019, p. 143). En contraprestación al servicio social realizado, cuando lo concluyen los jóvenes reciben una beca que les permite seguir estudiando la educación media o superior.

El CONAFE cuenta con una estructura de personal permanente pequeña: “Para su formación, asesoría y seguimiento [de los LEC] se ha creado una estructura operativa por ámbito regional también de jóvenes con mayor experiencia o mayor grado de estudios, que dependen de un escaso equipo técnico estatal” (López, 2019, p. 150). De esta manera, los prestadores de servicios sociales educativos son: los Asistentes Educativos (AE), los cuales tienen una cobertura regional y los Capacitadores Tutores (CT), quienes apoyan en los procesos de capacitación inicial y continua a un grupo asignado de Líderes (entre 10 y 15), además de acompañarlos mediante visitas a las escuelas y localidades; tanto los AE como los CT deben tener experiencia de, al menos, un año de servicio social como LEC. De acuerdo con CONAFE: “(…) las figuras educativas constituyen el voluntariado educativo más grande del mundo, con casi 70 mil personas” (https://www.gob.mx/conafe ). 

La participación de los habitantes de las localidades es central en el funcionamiento de la educación comunitaria, ya que son las madres y padres de familia quienes otorgan los alimentos y el hospedaje a los LEC durante su permanencia en las poblaciones. Además, se encargan de dar mantenimiento a la infraestructura escolar (y en muchas ocasiones de construir los planteles), además de transportar los materiales, equipamiento, libros y útiles escolares desde las cabeceras municipales hacia las escuelas, entre otras tareas.

Los estudios referentes a la educación que imparte CONAFE son escasas dentro de una temática de por sí poco abordada en la literatura académica, tal como es la educación rural multigrado. El desinterés por los investigadores hacia la educación comunitaria podría deberse a varias razones: su tamaño relativamente pequeño (como se ha mencionado, el sistema atiende a poco más de 300 mil alumnos) o las características de marginación (83.6% de las escuelas de CONAFE se ubican en localidades de alta y muy alta marginación social -López, 2019-), aislamiento (58.6% de los planteles se encuentran en localidades aisladas, definidas de manera oficial como sitios ubicados a más de 5 kilómetros de una ciudad, a más de 2.5 km de una localidad mixta y a más de 3 km de una carretera – op cit., 2019-) y dispersión de las localidades donde se ubican las escuelas.

El existir fuera de los reflectores de los medios académicos y de comunicación, sumado a la independencia organizativa que goza, ha permitido al CONAFE experimentar y crear modelos y acciones educativas que no habrían podido desarrollarse en las escuelas atendidas por docentes profesionales en los planteles de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En éstas últimas, debido a su dimensión (El sistema educativo mexicano es el tercero más grande del continente americano, solo detrás de Estados Unidos y Brasil, ya que atiende a alrededor de 25 millones de estudiantes a través de 230 mil escuelas de nivel básico -UNICEF, 2019-), diversidad de actores involucrados (maestros, directores, supervisores, jefes de sector, autoridades educativas, líderes sindicales, proveedores de insumos, etc.) y multiplicidad intereses existentes, hacen que los cambios o novedades sean complejos para ser propuestos e implementados. 

Todas las escuelas del Consejo son multigrado, es decir, los docentes[2] atienden a más de un grado escolar en el mismo tiempo y espacio. Para ello, CONAFE ha desarrollado dos de los pocos modelos y materiales educativos específicos para multigrado diseñados en América Latina e implementados a gran escala: Dialogar y Descubrir, el cual se implementó desde la década de 1980 hasta el año 2016; y el Modelo ABCD- Aprendizaje Basado en la Colaboración y el Diálogo, utilizado en las escuelas desde el año 2106 hasta la actualidad.

Las publicaciones académicas sobre CONAFE se han centrado en el desarrollo de la educación comunitaria, los resultados en los aprendizajes en los estudiantes, las condiciones de prestación de los servicios y las relaciones entre las escuelas y los habitantes de las comunidades (López, 2019; INEE, 2018; Juárez & Lara, 2018a y 2018b; Lara & Juárez, 2018; Mejía & Martín del Campo, 2016; Urrutia, 2014). Sin embargo, no localizamos estudios ni literatura focalizados en los becarios del Consejo. Es decir, en los jóvenes que una vez que concluyen su servicio social continúan sus estudios con la beca que les otorga el CONAFE.

Es así como los objetivos del presente artículo son, por una parte, examinar las trayectorias de jóvenes que fungieron como docentes del CONAFE para saber qué les dejó tal experiencia en sus trayectorias hacia la vida adulta. Por otra, conocer cómo las experiencias e ideas de los jóvenes constituyen una fuente de información (hasta ahora desdeñada) para fortalecer los servicios educativos que ofrece esa institución.

Entenderemos a las trayectorias como los “cambios socioculturales a partir del modo en que las personas construyen sus etapas vitales” (Dávila & Ghiardo, 2018, p. 32). En este caso, partiremos que la experiencia de los jóvenes en CONAFE fue una etapa vital en sus trayectorias.

Creemos que es pertinente centrar la mirada hacia los jóvenes en contextos de las sociedades latinoamericanas donde prevalecen la inestablidad y la precariedad de las oportunidades educativas y laborales, fenómenos acrecentados para los habitantes de los territorios rurales.

El artículo se divide en tres partes. En la primera realizamos una descripción metodológica de la forma que se obtuvo la información. Posteriormente, examinaremos los principales resultados, para culminar mediante un apartado de reflexiones.

Metodología

Los datos que alimentan el presente estudio provienen de diez entrevistas semiestructuradas realizadas a personas de los Estados de Veracruz, San Luis Potosí y Oaxaca. Éstas se realizaron durante el mes de julio del año 2020 a través de medios electrónicos (llamada telefónica, Whatsapp y Zoom), debido a que las condiciones de confinamiento social por el COVID-19 no permiten realizar desplazamientos físicos por el país.

Los informantes fueron identificados en San Luis Potosí a través de una red social, específicamente por medio de un grupo en Facebook llamado “ex Conafistas”; en el caso de las otras dos entidades, se localizaron a los entrevistados a través de contactos que han laborado en esa institución. La siguiente Tabla resume los datos generales de quienes que participaron en el estudio.

Tabla 1

Perfil de los entrevistados

Alias

Edad

Sexo/Etnia

Estado de residencia

Nivel de estudios

Ocupación

Años laborados en CONAFE

Amaya

21

Hombre

Oaxaca

Bachillerato

Capacitador Tutor

3

Eddy

21

Hombre/ Zapoteco

Oaxaca

Licenciatura

Labores agrícolas

1

Octavio

31

Hombre/ Popoluca

Veracruz

Licenciado en Informática

Asistente Educativo

9

Teo

23

Hombre/ Ayuuk

Oaxaca

Maestría en Educación

Estudiante

2

Rosalía

23

Mujer/ Popoluca

Veracruz

Bachillerato

Estudiante

3

Gary

42

Mujer

San Luis Potosí

Ingeniería Industrial

Seguridad Industrial

2

Tony

23

Hombre/ Zapoteco

Oaxaca

Licenciatura en Leyes

Estudiante

5

Ashley

20

Mujer/ Ayuuk

Oaxaca

Bachillerato

Estudiante

2

Gina

43

Mujer

San Luis Potosí

Licenciada en Biblioteconomía

Ama de casa

3

Impredecible

41

Hombre

San Luis Potosí

Doctorante en Educación

Docente de bachillerato

3

Fuente: Elaboración propia.

Como puede observase en la Tabla 1, los entrevistados tienen en la actualidad entre 20 y 43 años de edad. El estudio hablará de “jóvenes” ya que todos ellos lo eran cuando fungieron como figuras educativas en el CONAFE. El término “juventud” es una categoría social construida culturalmente y en México la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud la define como “la población cuya edad quede comprendida entre los 12 y los 29 años” (Diario Oficial de la Federación, 6 de enero de 1999).

Los guiones de entrevistas fueron diseñados a partir de cuatro ejes, los cuales configuran las categorías de análisis: 1. Conocimientos, experiencias y valores que les dejó al haber sido figuras educativas rurales; 2. Influencia de sus años de servicio como figuras educativas en su vida; 3. Retos y logros durante sus años de servicio; y 4. Recomendaciones hacia las actuales figuras y funcionarios del CONAFE.

Durante el procesamiento de los datos se preservaron el anonimato y la identidad de los sujetos que participaron, asegurando la confidencialidad de sus respuestas.  

Resultados

Los resultados del estudio se presentan a continuación organizados en las cuatro categorías de análisis mencionadas en el apartado metodológico. Entre paréntesis se coloca el alias que cada entrevistado eligió a fin de mantener su anonimato.

Conocimientos, experiencias y valores

El modelo de educación comunitaria del CONAFE está pensado para que los jóvenes colaboren uno o dos años a fin de recibir dos o cinco años de beca, respectivamente. Sin embargo, esta trayectoria no ha sido seguida por una parte relevante de los entrevistados (ver Tabla 1). De esta manera, localizamos un caso en el cual ha trabajado en CONAFE durante nueve años seguidos, combinando al mismo tiempo el trabajo y los estudios, y recibiendo apoyos económicos para ambas actividades. O jóvenes que laboraron un año, estudiaron en bachillerato becados y volvieron al Consejo un par de años más para obtener la beca de cinco años que les permitió seguir sus estudios profesionales. De esta manera los procesos de vida juveniles y estudiantiles se “cruzan” con CONAFE a través de trayectorias reales y no en las “ideales” planteadas en las reglas de operación del programa.

La principal razón por la cual seis de los diez entrevistados eligieron trabajar en CONAFE fue el estímulo económico que recibieron una vez que culminaron su servicio social. El monto de esta beca es pequeño[3], pero significativo para sus condiciones personales: “Si no hubiera sido por la beca de CONAFE no hubiera podido estudiar mi licenciatura” (Impredecible).

Así, jóvenes de escasos recursos continuaron sus estudios más allá de los años “típicos” para hombres y mujeres de su tiempo y condición social (Dávila & Ghiardo, 2018). Es significativo que dos de los diez entrevistados realizan estudios de posgrado.

Otro motivo expresado tuvo que ver por anhelos de independencia canalizados al exterior de sus hogares: “Deseaba querer conocer otros contextos” (Teo). También señalaron como principal motivación para enrolase en CONAFE un sentido social: “Deseaba llevar la educación a niños que viven en comunidades alejadas” (Rosalía). De esta manera, la experiencia educativa en CONAFE fue un componente relevante en las trayectorias de los jóvenes, aportando posibilidades de concreción a sus intereses, aspiraciones y expectativas personales (Dávila & Ghiardo, 2018).

En relación a los principales conocimientos que dejó a los entrevistados laborar en CONAFE, identificaron aspectos que atravesaron aspectos personales, como vivir en comunidades marginadas, saberse expresar en público, convivir con niños (“Ya no había tratado con niños, desde que yo era niño” señaló Amaya); educativos, tales como aprender técnicas de enseñanza, comprender que no todos los alumnos cuentan con los mismos recursos, centrarse en las necesidades de los estudiantes; y sociales: entender las diferencias entre personas; fortalecer sus procesos de sociabilidad y comunicación.

Los conocimientos y habilidades personales que desarrollaron en materia educativa fueron útiles en su vida adulta: “En CONAFE aprendí técnicas de enseñanza, y ahora como madre las aplico con mis hijos” (Gary).

Con respecto a las principales experiencias que les dejó el haber trabajado en el Consejo manifestaron las relaciones con sus pares y las amistades creadas:

El compañerismo durante los años de servicio con los colegas se convirtió en hermandad (Gary).

Después de 25 años de haber sido Instructor de CONAFE aún mantengo amistades de esos años (Impredecible).

Se mencionó como experiencia relevante el haber radicado en poblaciones marginadas y sin acceso a varios servicios públicos, como transporte, carreteras, electricidad, agua entubada, drenaje y servicios de salud. Tal experiencia los ayudó a valorar lo que disponían en sus propios hogares, incluso proviniendo ellos de otras localidades rurales de mayor tamaño.

Varios testimonios abordaron cuestiones relacionadas con el tema de la edad. A diferencia de los docentes profesionales, quienes se integran al trabajo escolar una vez culminados sus estudios universitarios, la mayoría de las figuras de CONAFE realizan su servicio social entre los 18 y 21 años (López, 2019, p. 156). Ello se ve reflejado en los siguientes testimonios:

Tuve a mi cargo como CT a personas de mayor edad que la mía. Yo tenía 21 años y había LEC de secundaria en mi grupo que tenían 29 años. Fue un reto mostrar que, a pesar de mi edad, podía apoyarlos pues tengo mayor experiencia en CONAFE (Amaya).

A los 18 años trabajé por primera vez en CONAFE. Así me independicé, logré salir de mi casa (…). Te das cuenta que a los 18 años nada te detiene, de repente ya estás fuera de la casa tomando decisiones importantes (…). Aprendí a valorar las cosas con las que contaba en mi hogar, ya que me di cuenta que en las comunidades rurales tienen muchas carencias materiales (Gary).

Una de mis mayores experiencias fue realizar asambleas con los padres de familia. A mis 23 años de edad los señores y señoras me respetaban mucho (Tony).

Además, destacaron los pros y contras de la cuestión etaria de las figuras educativas:

Los estudiantes de secundaria no buscan un maestro, sino un amigo y yo acabo de pasar por mi adolescencia, por lo que los comprendo (…). Pero también hay Líderes que son adolescentes y les falta responsabilidad, los mayores de 25 años ya tienen más claro lo que desean (Amaya).

Traté de hacer mi trabajo en CONAFE lo mejor que pude, pero tenía 15 años. Con la inmadurez de esa etapa ahora me doy cuenta que no siempre tomé las mejores decisiones en la escuela (Impredecible).

Los valores que los entrevistados señalaron que se fortalecieron durante sus años de servicio se encuentran la honestidad, responsabilidad, ética profesional, empatía, tolerancia, trabajar en equipo y la solidaridad, al realizar acciones sin esperar nada a cambio.

Influencia en su vida

Acerca de cómo influyó CONAFE en el ámbito personal, una constante en los testimonios es la madurez y autonomía que obtuvieron durante sus años de servicio:

De repente, pasas de ser estudiante de bachillerato a ser responsable de un grupo de niños. Cuando tomas decisiones tomas en cuenta a todos, no sólo a ti. Eso lo aprendí en CONAFE y ahora lo aplico con mi familia (Amaya).

Pude ayudar, contribuir en una comunidad tan pequeña donde trabajaba. Tenía 14 años y la gente de la comunidad ya me pedía opiniones de todo. Opinaba hasta de la educación de los hijos de los padres de familia. La gente te respeta y tus opiniones son importantes. Te das cuenta que tus pocos conocimientos son valiosos en las comunidades (Gina).

Aprendí a ser más independiente, a solucionar problemas pues como maestra multigrado estás sola en la comunidad. Los temas educativos los debes resolver tu sola (Rosalía).

El haber trabajado en CONAFE nos vuelve personas más autónomas en la toma de decisiones, a ser humildes, empáticos y solidarios. Te vuelves más sociable, más dispuesto a trabajar con otras personas (Tony).

Me siento más abierta, antes era muy cerrada. Tenía miedo para platicar, a expresarme con otras personas (Ashley).

De forma similar al estudio realizado por Messina (2019) con figuras educativas en activo del Consejo, encontramos que la experiencia de los jóvenes les ha ayudado a reconocer quiénes son por su valor para servir a otros, además que el haber laborado en CONAFE ha modificado el destino social asignado a ellos por las estructuras sociales. Es una experiencia transformadora.

Los testimonios dan cuenta del papel que tuvo en sus vidas trabajar en esta institución educativa aportándoles un contexto socializante. Además, laborar en CONAFE influyó en sus trayectorias, específicamente en sus procesos personales de autonomía y emancipación familiar, elementos centrales para entender la etapa de la juventud (Collazo, 2015).

También en las entrevistas se destacaron los aprendizajes que en el ámbito de conciencia social obtuvieron en CONAFE:

Aprendí a conocer a la gente de las comunidades marginadas (Eddy).

Aprendí a darme cuenta de las necesidades de las personas en las comunidades rurales y de mis propias carencias (…) La gente de las comunidades es tan noble que te ofrece lo poco que tiene (Impredecible).

El participar como figuras educativas también impactó en su vida laboral, una vez que culminaron su servicio en CONAFE, tal como se muestra en los siguientes testimonios:

Estudié la Licenciatura en Informática por lo cual relacioné lo educativo que aprendí en CONAFE con las TIC [Tecnologías de la Información y Comunicación] (Octavio).

A pesar de mi edad [21 años] me abrieron las puertas para dar clases de informática en una escuela secundaria, porque ya tenía experiencia en la docencia (Amaya).

Me interesa seguir formándome para comprender la situación actual de las zonas rurales, por esto estudio ahora una Maestría en Educación (Teo).

En mi trabajo actual imparto capacitaciones al personal de una empresa. Y aplico las etapas que aprendí en CONAFE: problematizamos, profundizamos y socializamos los temas (Gary).

Gracias a CONAFE aprendí a dar más en mi trabajo de lo que marcaban mis funciones (Gina).

Además, se mencionaron impactos en su vida estudiantil:

En la universidad los maestros nos reconocen que trabajamos en CONAFE. Somos personas participativas en las clases, sabemos exponer bien durante las clases cuando nos toca hacerlo (Tony).

Como estudiante tendré más habilidades para trabajar con mis tareas. En CONAFE aprendí a investigar para preparar mis clases. Eso me servirá como alumna (Ashley).

En CONAFE debes hacer mucho con los pocos recursos que tienes. Y si no lo haces tú, nadie más lo hará. Eso me sirvió mucho en la universidad (Gina).

Gracias a CONAFE aprendí a ser autodidacta. En las comunidades estás solo y solo dependes de ti (Impredecible).

De esta manera, los entrevistados articulan en sus trayectorias procesos de formación, inserción profesional y emancipación familiar. Además, los testimonios dan cuenta de procesos que contradicen la estigmatización social de la juventud. Tal como señalan Callejas y Piña (2005, pp. 65 y 66), las sociedades crean categorías, 

(…) construidas desde lo social colectivo a través de las interacciones cotidianas, en las que se puede agrupar a las personas a través de ciertos rasgos. La categorización tiene como fin delimitar y determinar qué es lo que se puede esperar de una persona inscrita en tal o cual categoría (…). El estigma es una señal o atributo que marca al portador como diferente a los demás, es un atributo desacreditador ante el prototipo de una cierta categoría.

De esta manera, se tiene a estigmatizar a los jóvenes en los discursos y medios de comunicación al relacionar tal categoría con temas de violencia, criminalidad, conformismo. Incluso a definir a la juventud a partir de “lo que les falta”, desde una perspectiva “adultocéntrica”, por lo que se les considera inseguros de sí mismos, en transición, no productivos, incompletos, desinteresados de lo que ocurre a su alrededor,  rebeldes y como seres del futuro: “El pasado no le pertenece porque no estaba, el presente no le pertenece porque no está listo, y el futuro es un tiempo que no se vive, sólo se sueña, es un tiempo utópico. De esta forma quedan eliminados del hoy” (Gamoneda, 2010, p. 15). Las entrevistas realizadas dan cuenta de procesos y trayectorias desarrollados por jóvenes alejados de tales estigmas.

Retos y logros

Hasta el año 2016 CONAFE contó con una modalidad dirigida a la atención específica hacia grupos indígenas. Sin embargo, ello se ha dejado de lado a partir de ese año, ya que el Modelo ABCD no ha contemplado especificidades lingüísticas en métodos y materiales. Uno de los retos mencionados por los jóvenes entrevistados, fue trabajar en comunidades indígenas sin contar con algún modelo educativo que los apoyase. De esta manera, se muestran contradicciones del CONAFE, el cual afirma en documentos oficiales que atiende “en forma destacada a la población indígena” (DOF, 2019), pero que en los hechos desmanteló la modalidad mediante la cual lo hacía.

Otro reto señalado fue laborar sin los suficientes recursos didácticos y apoyos institucionales:

Para llegar a las comunidades había que caminar 2 ó 3 horas y en las escuelas no habían suficientes materiales didácticos ni insumos para elaborarlos y los pagos llegaban retrasados, debía conseguir los recursos por mi cuenta para ir a las comunidades (Teo).

El sistema de CONAFE está hecho para que las familias de las comunidades den la comida a los maestros. Eso era difícil, pues dependía de la empatía con el maestro. Si no había empatía con alguna familia, te dejaban sin comer (Gary).

Al respecto, Eddy señaló: “En CONAFE aprendí a vivir con bajo presupuesto, a administrarme”. Este aprendizaje personal está atravesado por carencias estructurales del sistema educativo mexicano, en el cual desde hace décadas, la precariedad es un sello distintivo de la educación rural. Es decir, un fundamento de la equidad educativa (ofrecer más recursos a quienes menos tienen) aparece solo en los lineamientos y planes estatales, sin que a la fecha se hayan realizado acciones públicas integrales y estructuradas para cumplirlo, tal como se documenta de manera detallada en la Evaluación Nacional Multigrado elaborada por la Red Temática de Investigación de Educación Rural a solicitud y en colaboración con el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE, 2018).

Otro aspecto coincidente con tal Evaluación fue la violencia de género que vivieron algunas mujeres durante su servicio social: “Sufrí acoso en la comunidad y a ello se enfrentarán muchas mujeres en CONAFE. La maestra está sola, es joven y está sola en la comunidad. Es presa fácil” (Gary).

En relación a los logros obtenidos durante sus años de servicio, mencionaron temas educativos (enseñar a leer y escribir a niños y adultos; lograr que niños con dificultades alcanzaran ciertos aprendizajes) y personales (aprender de otras culturas;).

El siguiente testimonio destaca un aspecto interesante:

De repente a los 18 años no solo dabas clases, sino que organizabas festivales: el desfile del 16 de septiembre [se refiere a la conmemoración de la Independencia del país], del 20 de noviembre [aniversario de la Revolución Mexicana], el concurso de altares [día de muertos], el festejo del 10 de mayo [día de las madres]. Incluso hicimos un festival entre varias escuelas. Implicó llevar a los niños a la cabecera municipal. Y era tanta la marginación de sus comunidades, que para muchos niños era la primera vez en sus vidas que iban a ese lugar. Fue muy satisfactorio (Gary).

En las entrevistas identificamos que las experiencias en CONAFE constituyeron para los jóvenes lo que Di Leo & Camaroti (2017, p. 1027), llaman nodos biográficos, es decir “(…) puntos nodales en los que confluyen múltiples conexiones entre las dimensiones personales, vinculares y estructurales, constitutivas de los procesos de individuación de las y los jóvenes”.

Recomendaciones

Con respecto a las recomendaciones que darían a partir de su experiencia a las actuales figuras educativas del CONAFE, varios testimonios se enfocaron en las dificultades que enfrentarán en la vida y trabajo en las poblaciones:

Que no se desanimen por llegar a llegar a comunidades marginadas, sin comunicaciones ni transportes. Aprenderán a independizarse (Teo).

Que sepan que no será una tarea fácil, es necesario entregarse al trabajo durante un año. A cambio conseguirán una nueva familia, pues en las comunidades te harán sentir eso (Amaya).

CONAFE no es un empleo, es un trabajo social. No entren a CONAFE por el pago, sino que ayudar a la gente te dejará muchos valores y experiencias (Gina).

En CONAFE conocerán las realidades de las comunidades rurales. Después de esa experiencia, sabremos de lo que hablamos, pues habremos vivido en las localidades. Lo que mucha otra gente no hace (Impredecible).

En relación a las sugerencias que darían a partir de su experiencia a las actuales  autoridades del CONAFE, una constante fue el incrementar los apoyos en recursos materiales y económicos que ofrece la institución:

Los recursos que dan no alcanzan ni para ir a visitar las escuelas, además los pagos llegan a destiempo (Amaya).

El CONAFE debe invertir más en las escuelas rurales, hay muchas necesidades y es donde se ha invertido menos, que incrementen el monto de las becas y que tomen decisiones justificadas en investigaciones (Teo).

Los materiales que nos daban en CONAFE eran de muy mala calidad. Las mochilas duraban tres días, las lámparas dos horas (Gary).

Los materiales que dan para la escuela no eran suficientes para todo el ciclo escolar. Para diciembre ya se habían terminado y teníamos que conseguir materiales en las comunidades (Ashley).

Cuando se les consultó a los entrevistados sobre su percepción sobre la calidad de los servicios que oferta el Consejo, consideraron que son de buena calidad pero destacaron los elementos que podrían fortalecerlos:

La calidad no se cumple al 100% pues se requiere más infraestructura, materiales didáctico, equipamiento en las escuelas y una mejor formación de los Líderes (Teo).

La preparación de los LEC es escasa. Falta que CONAFE aporte estrategias para trabajar con grupos multigrado. El Modelo ABCD es difícil de entender y el tiempo que te dan para formarte no es suficiente (Tony).

Los testimonios dan pistas tanto de contradicciones y posibilidades del CONAFE, como cambios a nivel personal. A nivel institucional, identificamos que las entrevistas refuerzan lo mencionado por Urrutia (2014) e INEE (2018), donde se documenta que desde hace más de una década, el presupuesto asignado a CONAFE ha disminuido en términos reales, en contrasentido de las palabras oficiales. Es decir, mientras las autoridades afirman en discursos, documentos y entrevistas que los apoyos dirigidos a la educación rural y multigrado se han incrementado, los hechos muestran que los recursos presupuestales dirigidos a esa población escolar han ido consistentemente a la baja.

También mencionaron que los materiales diseñados para trabajar con los alumnos (específicamente las Unidades Autónomas de Aprendizaje- UAA), son pertinentes para laborar con estudiantes de nivel primaria alta (4º a 6º grados) y secundaria, pero poco útiles para estudiantes de preescolar y de los primeros años de primaria, quienes aún no desarrollan las habilidades y conocimientos para trabajar de forma totalmente autónoma en las aulas. Esta falta de pertinencia de las UAA es coincidente con los resultados de  una evaluación nacional sobre los programas multigrado en México (INEE, 2018). Al respecto, Rosalía señaló lo siguiente “Trabajé en preescolar y para mí fue un logro que los niños obtuvieran aprendizajes con materiales que están pensados para alumnos de secundaria. Tuve que adaptar las UAA, conocía la forma de aprender de los niños y los adaptaba”. Tony coincidió al respecto: “El Modelo ABCD no es pertinente para las comunidades rurales”.

Además, tal como se ha señalado líneas arriba, uno de los principales retos que enfrentaron los jóvenes fue atender de manera pertinente y contextualizada a los estudiantes indígenas, ya que CONAFE desapareció el modelo específico para ello desde el año 2016.

Una posibilidad mostrada en las experiencias de vida de los jóvenes, es el que alguna institución formadora de docentes valide sus conocimientos, habilidades y experiencias obtenidas durante sus años de trabajo en el CONAFE. De esta manera, quienes deseen seguir la carrera magisterial podrían incursionar el programas educativos ad hoc y adaptados a sus circunstancias de vida. En México existen, al menos, dos programas universitarios con tales características, pero parecerían ser insuficientes para atender la dimensión y complejidad de los becarios CONAFE[4]. La Tabla 1 muestra cómo los jóvenes encuentran vocación a los años de servicio y se mantienen en el Consejo durante periodos amplios.

Reflexiones finales

El artículo incursiona en un tema poco explorado, relativo a los impactos que ha tenido en las trayectorias de vida de jóvenes al haber participado como figuras educativas en el medio rural mexicano, sin ser docentes profesionales. Es decir, como una etapa en su crecimiento y madurez personal, la cual influyó en procesos de varias dimensiones en sus vidas: familiares, personales, educativas, laborales. El CONAFE estableció un marco de referencia que otorgó formas y significados distintivos en tales dimensiones.

Los testimonios dan cuenta que la experiencia de trabajar en CONAFE deja en los jóvenes  huellas subjetivantes: “(…) en tanto les permiten pensarse, hacerse y ser jóvenes. Frente a un contexto de vulnerabilidad social en el cual viven, la escuela se erige como un nodo biográfico por el cual encuentran sentido social a sus vidas en sus procesos de individuación” (Napoli y Richter, 2019, p. 1157).

Más allá de la descripción individual de las ideas de las personas entrevistadas, es importante señalar los procesos sociales que viven, que el laborar en el Consejo constituye un nodo biográfico en los jóvenes ya que les permitió fortalecer sus vínculos comunitarios, con pares e institucionales (Di Leo & Camarotti, 2017).

De forma similar a un estudio realizado por la UNESCO (2016) con jóvenes educadores comunitarios en América Latina, este artículo coloca una serie de testimonios de personas que han nacido en contextos de pobreza o marginación social, y que vivieron cambios personales relevantes a partir de su trabajo en el CONAFE: por su interés por aprender, mediante el intercambio de saberes con los estudiantes de las escuelas comunitarias y con miembros de las localidades rurales, por su motivación para vivir nuevas experiencias.

Como hemos tratado de mostrar en el texto, las ideas de los jóvenes remiten tanto a sus trayectorias, pero también aportan interesantes ideas para fortalecer los programas ofertados por CONAFE. Por lo cual, un tema futuro a explorar podría ser el ampliar la población participante en este tipo de estudios y focalizarla por niveles o modalidades: las múltiples experiencias de cientos de miles de personas que han colaborado en CONAFE durante sus casi 50 años de existencia, podrían ser un  insumo valioso para enriquecer los trabajos de una de las instituciones con mayor sentido social del gobierno mexicano.

Un par de testimonios dan cuenta de la claridad de ideas que demuestran las ex figuras educativas del CONAFE y es con su voz como concluimos este artículo:

¿Qué recomendaría a los LEC? Que sean abiertos. Que entiendan que no van a enseñar sino que en las comunidades aprenderán valores, otras formas de ver el mundo, que deben ser respetuosos con las formas de vida que llevan en las comunidades, solidarios con las carencias y apoyar a solventarlas, deben ser un ejemplo, demostrar que son verdaderos maestros (Tony).

El CONAFE es bueno pero es cruel. Los jóvenes entregan el alma en su servicio y con tan poquito apoyo que les dan. No me imagino el potencial del joven si el CONAFE les diera más apoyos (Gary).

[1] El Consejo también cuenta con un programa de Educación Inicial, el cual trabaja a través de madres de familia rurales, el cual no será mencionado en el presente artículo ya que cuenta con características distintas en su operación.

[2] Los Líderes Educativos Comunitarios reciben el nombre oficial de figuras educativas. Sin embargo, a lo largo de este artículo los nombraremos también como docente (definido como “quien enseña”, por parte de la Real Academia Española –RAE. https://www.rae.es/-) y como maestro (entendido como “Persona que enseña una ciencia, arte u oficio” de acuerdo a la RAE).

[3] $1,200 pesos mexicanos (el equivalente a $53 USD) mensuales, durante tres años (en caso que hayan trabajado en CONAFE uno) o seis años (si participaron más de un ciclo escolar como figuras).

[4] Nos referimos a los programas de licenciatura en Educación y Desarrollo Comunitario ofrecida por la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua (http://www.upnech.edu.mx/) y en Desarrollo Comunitario y Educación Social del Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa- CRESUR (http://cresur.edu.mx/ ).

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